El párroco de mayor antigüedad en la Ciudad culminó su labor pastoral al frente de la emblemática barriada con una Misa multitudinaria.

A punto de cumplirse cuarenta y cuatro años de su llegada a la Parroquia de San Martín, el Rvdo. Argimiro Alonso González –para todos don Argimiro– recibió el pasado domingo, día 22 de septiembre, un sentido y emocionado homenaje lleno de gratitud por parte de su comunidad parroquial. Con una Solemne Eucaristía que se celebró en el histórico templo a las 12.30 h. y en la que participaron cofradías y grupos radicados en la parroquia, el querido sacerdote ha puesto punto y final a una prolífica trayectoria al frente de una de las iglesias con más sabor e Historia de León, San Martín, en pleno Casco Antiguo.

Cientos de feligreses –tantos que el templo se quedó pequeño para acoger a todos– se dieron cita para agradecer a don Argimiro su dedicación y desvelos a lo largo de más de cuatro décadas. El propio párroco se encargó en la homilía de hacer repaso de parte de esos logros, esencialmente basados en lo humano y en el orgullo que supone haber bautizado y casado a distintas generaciones familiares. En lo material, las distintas restauraciones acometidas en el edificio, convertido con los años en uno de los mejor cuidados de la capital, unido a la construcción del primer centro parroquial con el que contó León, son sólo algunas de las metas alcanzadas por este párroco que se ganó el apelativo de cura de los pobres por su especial atención con los más necesitados

Especialmente sensible con la religiosidad popular, el Rvdo. Argimiro Alonso ha impulsado las procesiones con motivo de la Exaltación de la Santa Cruz y de la solemnidad del Titular de la parroquia, San Martín, que se celebran cada 14 de septiembre y 11 de noviembre, respectivamente. También ha cobrado especial relevancia su figura en el resurgimiento de las cofradías con sede en el templo, nada menos que tres de penitencia, una de ánimas y otra de gloria, algunas con varios siglos a sus espaldas.

Al concluir esta Eucaristía, solemne y emotiva, como resultó su despedida, don Argimiro, quien fue ovacionado en varias y alargadas ocasiones, recibió distintos presentes de manos de sus feligreses, sabedores de que su obra −una vida entera dedicada a San Martín− quedará para siempre en esta iglesia de larga Historia y de ilustres −y anónimos− nombres leoneses.