El Museo de León acogió en la tarde de ayer una nueva conferencia con motivo del cincuentenario del Archivo Histórico Provincial de León, en esta ocasión bajo el título “Personajes Insólitos” y de la mano de D. Eduardo Gómez – Llera, Director del Archivo Histórico Provincial de Segovia.

La disertación se centra en personajes desconocidos, que tuvieron una relevancia momentánea en la ciudad de Segovia en el siglo XVIII, y que nuestro ponente descubrió al recibir el encargo de indagar en la historia del edificio en el que se ubica actualmente el Archivo Histórico Provincial de Segovia (c/ Capuchinos Alta, 7, junto a la iglesia de San Quirce).

Juan de Ortega Lara y Angulo, primer dueño de la edificación tal y como se conoce actualmente, caballero de la Orden de Alcántara, perteneciente a la nobleza media, que apostó por el Archiduque Carlos de Austria, pensando en cambiar su posición social. Contrajo matrimonio con una mujer de mejor posición y comenzó la reforma de la edificación en el año 1702, pero sus procesos judiciales le impidieron acabar la misma y acabaron con su carrera, solo alcanzó a ser alcalde de Villacastín en representación de su hijo. Falleció en el año 1730.

Diego Velázquez del Puerco, caballero de la Orden de Calatrava, de la nobleza media y Teniente Alcaide del Alcázar. Llevaba una vida pacífica, pero las circunstancias de la época le llevaron a verse envuelto en los mismos procesos judiciales que Juan de Ortega Lara. Acabó sus días en la localidad de Pedraza. Falleció en 1727.

El Canónigo Manuel de la Redonda, un pobre paranoico, que pensaba que todo el mundo tramaba algo en su contra, lo que hizo que creará grandes líos en Segovia, de los que logro salir airoso casi siempre, finalmente fue apresado y falleció en el Alcázar en 1709.

La falta de tiempo no permitió que el ponente pudiera ahondar en la historia de Fray Luis Merino, fraile atípico para la época, cuya personalidad se vislumbra en las cartas recogidas en el Archivo Histórico Provincial de Segovia. Emplazando a los presentes y sobre todo a los leoneses a estudiar esas cartas, especialmente porque Fray Alonso Merino se traslado a la localidad leonesa de Villacalbiel, donde vivía su madre.